Te cuento por qué volví al ballet
En febrero vi un post en Facebook de una escuela de baile que me queda a diez minutos. Mis ojos no podían creer lo que leían, ¡clase de ballet para adultos! No tomaba una clase de ballet desde la primera mitad de mi vida. Literalmente la última fue a mis 16 años, y leí el anuncio de la clase a los 32. Decidí que el tiempo perfecto para retomar el ballet era ahora, en la jornada de conocer y familiarizarme con mi cuerpa posparto, con la necesidad de fortalecer mi balance y aumentar mobilidad. Así que, con mucho entusiasmo, me inscribí.
El ir una hora y practicar este arte es terapéutico para mi. El salir de mi cabeza y reconectar más con mi cuerpa. El existir en las sensaciones del cuerpo y hacer ejercicios lentos, es mindfulness. Si me despisto y dejo de estar en el presente, me pierdo en la clase y todos se dan cuenta. Así que me gusta estar forzada a estar en el presente. Además que mejora mi técnica.
Durante mi segundo trimestre de embarazo comencé a ir a terapia física. El dolor de espalda estaba a otro nivel. De ahí aprendí que el estirar y retomar la yoga no era un lujo, sino una forma de mantener el bienestar corporal. Si dejaba de estirar y hacer los ejercicios que me asignaba la terapista, me volvía el dolor. Con el pasar del tiempo, recordé por qué es tan importante la prácrica de estirar para que la flexibilidad aumente nuestra mobilidad.
El ballet también me ayuda a prevenir caídas. Mi sentido propioceptivo cambió un poco con el embarazo por los cambios físicos, y después volvió a cambiar en el posparto. Algo bien curioso, ahora mi pierna derecha es más fuerte que la izquierda. Toda mi vida, en todas las clases, siempre me salían mejor las vueltas con la pierna derecha, tenía mayor fortaleza y balance en esa pierna. Ahora, el relevé de la derecha es evidentemente más fuerte. Quizás fue el mommy hip, quizás es por el lado que cargo el bebé. No sé la razón, pero el cambio es evidente.
El ballet me ayuda con la postura. Desde escribir más de 20 horas a la semana, a cargar al bebé que ahora pesa más de 30 libras, y cargar el bulto con todos los motetes.. Demás está decir que mi espalda necesita mucho cariño para mantener una postura decente.
La Dra. Caroline Simpkins fue bailarina por años y después estudió biomecánica. En su podcast, Ballet Science, explica algunos de los beneficios de esta expresión artística:
Prevención de caídas—> Para mantener una vida saludable, llena de movimiento y actividad, es importante prevenir caídas, y el miedo a las caídas, ya que pueden llevarnos al sedentarismo.
Aumento de balance—> En el ballet se practica el balance para mantener las posiciones y mejorar las piruetas.
Fortalecimiento de músculos —> Desde los pliés a relevés, y muchísimos movimientos más, el ballet tonifica los músculos necesarios para practicar este arte.
Se alinearon los planetas para fortalecer mi salud musculoesquelética, y la neurociencia dio permiso. ¿Repasamos los beneficios del ballet en el cerebro?